PEDIDA DE MANO
- Maria Estela de Bonilla
- 24 sept 2018
- 2 Min. de lectura
Pedir la mano en matrimonio al padre de la chica es una costumbre que cada vez se emplea menos en nuestros tiempos. Muchas personas jóvenes la consideran una práctica arcaica y obsoleta. Pese a ello, todavía hay millones de personas que la siguen realizando.
Hasta hace apenas unos pocos años era muy común que si un hombre deseaba contraer matrimonio con una mujer, imprescindiblemente debía presentarse ante el padre de la dama y pedirle formalmente y de forma oficial su mano, era él el que decidía si ella se podía casar o no con el pretendiente.
El concepto de “pedir la mano”, tal y como se conoce en nuestros días, se ha venido realizando durante cientos de años. Su origen lo encontramos en una antigua tradición que proviene del Derecho Romano:
En la Antigua Roma las mujeres poseían una serie de derechos bastante amplios en algunos aspectos para la época. Pero la autoridad sobre éstas concernía al padre, bajo una norma conocida como “manus” y que otorgaba el poder judicial que un hombre tenía sobre una mujer.
La costumbre de pedir la mano era necesaria para que al pretendiente se le transfiriera esa “autoridad” sobre la mujer con la que se quería esposar. Desde el mismo momento que se realizaba la petición, si es que era aceptada por el padre, el prometido era propietario de la potestad sobre la prometida, y aunque hoy en día no se vea a la mujer como propiedad, sigue siendo uno de los procesos más íntimos e importantes en la propuesta de matrimonio durante ya varios años.
Esta costumbre cada vez más se practica menos y se ha cambiado por la de propuesta de matrimonio, ya que en la cultura occidental se respeta y reconoce la individualidad de la mujer. Aunque su historia sea un poco "controversial", actualmente es un pequeño evento donde participan los familiares de los cónyuges, pero los más importantes son los padres de la novia, en donde el novio pide la bendición del padre de familia para poder desposar a su hija.
Uno de los momentos más íntimos dentro de las celebraciones y uno de los más bellos. La pedida de mano puede ser algo que se pierda, pero cuando se practica es una verdadera señal de respeto y deseo de participación de parte del novio a los padres de su casi prometida.

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